miércoles, 13 de mayo de 2020

Inicial

Me gusta escribir lo más correctamente posible, tanto en lo que se refiere a la ortografía como a la redacción de lo que intento explicar. 

Ya la creación de éste blog me impide poner tilde al nombre del mismo, por lo que me veo obligado a usar el dominio de "anomaliacontilde", aunque me permite llamarlo como es mi deseo: Anomalía.


¿Por qué éste nombre?

La RAE comenta que anomalía proviene del latín, y éste a su vez del griego (idiomas)
Del lat. anomalĭa, y este del gr. ἀνωμαλία anōmalía.

y ofrece cuatro acepciones a esta palabra, pero me quedo con la primera que define "anomalía" como 
1. f. Desviación o discrepancia de una regla o de un uso.

Pues bien, esa es la finalidad con la que inicio este blog: desviarme o discrepar de las reglas y usos comunes o habituales en el conocimiento en general, y no sólo en lo que atañe a otras dos acepciones de la RAE para la misma palabra:
3. f. Astron. Ángulo que fija la posición de un astro en su órbita elípticacontado a partir de su eje mayor y en sentido de su movimiento.
4. f. Biol. Malformaciónalteración biológicacongénita o adquirida.
Porque, efectivamente, me interesa y quiero escribir también, y mucho, de Astronomía y de Biología, del conjunto de materias que son objeto de las llamadas Ciencias Físicas o Naturales, así como también de aquellas otras materias que tratan las llamadas Ciencias Humanas o Sociales, principalmente por lo que la RAE expone como segunda acepción de la palabra anomalía:
2. f. Defecto de forma o de funcionamiento.
Y por último, escojo el nombre porque, además de proceder del latín y antes del griego, de considerar que sus cuatro acepciones encajan perfectamente con lo que pretendo con este blog, además de todo ello, es una palabra femenina en un idioma y una sociedad en que ello siempre ha sido considerado secundario, pese a que las féminas son, no sólo la mitad de la especie humana, sino la parte humana en la que nos hemos formado todos con carácter previo a nuestro nacimiento, y con la que hemos compartido aproximadamente nueve meses (en mi caso diez, ¿una anomalía?) de nuestra vida.