El estudio del comportamiento animal (incluido el de los miembros de nuestra especie) es realizado por la Etología, una ciencia que sintetiza aspectos de otras dos como son la Biología y la Psicología.
Cuando leo sobre la evolución de los homínidos, me llama la atención que casi toda la atención se fije en algunos aspectos biológicos (bipedismo, crecimiento cerebral...) de los individuos de las distintas especies del género Homo y de las que se presumen predecesoras de las mismas, y se pase por alto un aspecto fundamental a mi parecer de esas especies, incluso de la nuestra: su vida colectiva.
Mientras que hay especies animales cuyos individuos adultos viven casi enteramente en solitario, y sólo se unen brevemente para aparearse, y cuyas hembras pasan escaso tiempo con sus crías, una característica clave de todos los homínidos es la convivencia colectiva.
Ciertamente, no es la única especie que vive en colectivos de cierto tamaño, algunos inmensos (manadas en mamíferos, colonias en insectos), ese comportamiento se denomina gregario por los etólogos. Pero los homínidos han convivido durante su existencia en pequeños grupos domésticos, formados por unos pocos adultos (machos y hembras) y algunas crías.
Sólo desde hace bien poco (en términos evolutivos) la concentración de individuos en nuestra especie se ha hecho masiva, formando agrupaciones inmensas en urbes de tamaño descomunal. Pero también así, la existencia de los individuos de nuestra especie y del resto de especies del género Homo ha sido, frente a una vivencia en solitario, una convivencia grupal.
Entre las explicaciones meramente biológicas de la conducta humana, y las explicaciones enteramente sociales (culturales) de sociólogos y antropólogos, una postura intermedia parece abrirse paso de la mano de sociobiólogos (entre los que sobresalen E.O.Wilson y Richard Dawkins) pese a la posición adversa de grandes pensadores como el antropólogo Marvin Harris.
Pero nada impide que a la conjugación de la interacción entre la herencia (biología genética) y el ambiente que proclaman los sociobiólogos, se una la cultura (factor clave para los antropólogos) como una de las tres claves que conforman el comportamiento humano actual, pero también el pasado.
La acentuación de los rasgos diferenciales de los homínidos con respecto a otras especies animales (especialmente de primates) debió ser pues la combinación de modificaciones morfológicas fruto de adaptaciones evolutivas a las cambiantes condiciones ambientales, pero también de modificaciones culturales para conseguir con éxito esas adaptaciones.
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